El lipedema es un síndrome inflamatorio que se manifiesta principalmente en un aumento doloroso y desproporcionado del tejido graso subcutáneo de las extremidades. Más allá de esto, estudios recientes confirman una afectación del tejido conectivo en general, lo que explica los trastornos circulatorios, de la elasticidad de la piel y la hiperlaxitud de las articulaciones en gran número de pacientes.
Afecta casi exclusivamente a mujeres con una prevalencia del 11 al 18% de la población.
El lipedema está catalogado por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como enfermedad desde Mayo de 2018 con el código CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) EF 02.2.
Es una patología crónica poco conocida y mal diagnosticada. A pesar de no tener datos completos sobre su causa, se establece una predisposición genética y origen hormonal relacionados con procesos de inflamación crónica de bajo grado.
Se desarrolla coincidiendo con etapas de cambios hormonales o desequilibrio estrogénico como la pubertad, embarazo o postparto, estrés sostenido o menopausia. La grasa inflamada no responde adecuadamente a las dietas restrictivas o al ejercicio intenso, pero se ha demostrado que una alimentación basada en productos ultraprocesados, carbohidratos simples y pobre en antioxidantes empeora significativamente la evolución de la enfermedad.
El lipedema es una patología que debe ser diagnosticada por un expert@. La exploración clínica y el análisis de la historia personal y familiar de la paciente suele ser suficiente, pero en algunos casos se pueden solicitar pruebas complementarias de confirmación o extensivas dependiendo de las enfermedades acompañantes.
Se presenta como un aumento desproporcionado del volumen de las piernas y/o los brazos respecto al resto al cuerpo. Típicamente, los pies y las manos no están afectados. Se acompaña de dolor, trastornos vasculares, disfunción linfática y signos de flacidez cutánea.
Suele confundirse con obesidad, celulitis, retención de líquidos e incluso linfedema, por lo que las pacientes no son atendidas ni tratadas precozmente. Además, la inflamación crónica de bajo grado afecta a diferentes órganos y sistemas manifestándose como trastornos hormonales, autoinmunes o intestinales.
La evolución de la enfermedad y el aumento de volumen en las extremidades inferiores dificultan la movilidad y causan deformidad articular asociada que debe ser siempre tenida en cuenta.
Sin tratamiento, el lipedema es una enfermedad progresiva. Las clasificaciones más utilizadas dividen la evolución en estadíos según la severidad de la enfermedad y grados o tipos según las zonas del cuerpo afectadas. Los estudios de Schmeller y Meier-Vollrath, 2004 y 2007, Schingale, 2003 y K. Herbst, 2012 son los más aceptadas por la comunidad científica a pesar de no hacer referencia al grado de dolor ni la afectación de la calidad de vida.
ESTADIO I: la piel es lisa pero engrosada y se pueden palpar nódulos subcutáneos. Suelen aparecer moratones si trauma aparente e hinchazón, sobre todo al final del día.
ESTADIO II: Observamos lo que llamamos, “piernas en columna”. La superficie cutánea se ve irregular, de aspecto celulítico. Se pueden palpar masas nodulosas y sensibles al tacto con acúmulos desproporcionados, típicamente en la cara interna de las rodillas o alrededor de las mismas y/o en la zona precubital del brazo.
ESTADIO III: debido a la pérdida de elasticidad, la piel forma lóbulos gruesos de grasa y se acumula más líquido en el tejido subcutáneo. Se observa un aspecto acolchado y endurecido debido al aumento de la fibrosis. En la gran mayoria de las pacientes las piernas se deforman “en valgo” y los signos de varicosis son evidentes.
ESTADIO IV: la progresión de la enfermedad asocia en esta etapa una disfunción linfática severa causando un lipo-linfedema. La afectación de las extremidades es bilateral e incluye pies y/o manos.
Tratamiento conservador
El manejo de la inflamación crónica que afecta al tejido graso y conectivo, así como de los posibles trastornos intestinales y hormonales asociados consigue un control de los síntomas de la enfermedad. Una nutrición personalizada, una compresión a medida y una estimulación del flujo linfático son la base del tratamiento. El ejercicio físico adaptado estimula la circulación y evita la posible aparición de una obesidad acompañante que empeora sin duda el curso de la enfermedad.
Tratamiento quirúrgico
La liposucción de descarga del lipedema se ha establecido a nivel internacional y a lo largo de décadas como el tratamiento más estable y efectivo para el acúmulo de grasa subcutánea de las extremidades. Estudios científicos de seguimiento han podido constatar resultados mantenidos en el tiempo de las pacientes intervenidas consecuente y radicalmente.
La técnica WAL (Water Assisted Liposuction) es sin duda el método más adecuado, suave y eficaz para liberar grandes volúmenes de grasa con mínimas consecuencias en el tejido circundante y reducción del tiempo postoperatorio. La fuerza del agua con una presión de infiltración y aspiración controladas se adapta al tejido y grado de fibrosis permitiendo aspirar la grasa subcutánea con preservación los vasos linfáticos.
Un tratamiento quirúrgico y específico de lipedema con reducción del acúmulo de tejido graso subcutáneo de manera consecuente, circular y completa evita la degradación de la calidad de vida y la progresión de la enfermedad a largo plazo.
La desproporción corporal, el dolor crónico y el retraso diagnóstico causan en las pacientes una sensación de frustración y vergüenza que las puede llevar en muchos casos a la afectación de su salud mental y emocional y/o trastornos de la conducta alimentaria.
Si bien aún no se conoce cura definitiva para esta patología, el cambio de hábitos puede marcar la diferencia entre el sufrimiento y la aceptación de ésta como una enfermedad más de la que la paciente no puede ni debe ser estigmatizada. La sensación de culpabilidad, la motivación y la importancia del autocuidado deberían ser consultadas con especialistas para entender y asumir los objetivos del tratamiento y sus expectativas reales.
La participación en grupos y asociaciones de pacientes ayuda a muchas personas a comprender sus sentimientos, sentirse incluidas y aceptadas y encontrar información veraz y contrastada para su diagnóstico y tratamiento.